Principios de la Pedagogía concreta

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Pedagogía concreta

Los principios de la Pedagogía concreta
Por José C. Martínez Nava

 

Los principios en los que se basa la pedagogía concreta, es decir, la teoría de la educación que propone la formación integral de la personalidad del individuo concreto en la sociedad de nuestros días con aptitudes genuinamente humanas, bajo el régimen del capitalismo con todos sus vicios y que no permite el desarrollo real de la humanidad de los integrantes de la sociedad, son todos aquellos postulados que en su conjunto, en su interconexión e interdependencia, coadyuvarán y exigirán de los elementos humanos factores de la nueva educación nuevas condiciones y actitudes, para el logro del fin que se persigue.


No es posible que todos los actores de la nueva educación desconozcan y, sobre todo, no asimilen dichos principios, ya que el mecanismo de la nueva escuela estaría a merced de la inercia, de la insuficiencia que las viejas escuelas muestran. Por lo tanto, la primera exigencia será que todos y cada uno de ellos conozcan, asimilen, practiquen, apliquen todos los principios de la pedagogía concreta, principios que no sólo corresponden a los asuntos de la administración educativa, sino al mismo tiempo también, a los asuntos del proceso de conocimiento verdaderamente científico. Es la pedagogía concreta precisamente porque no sólo es una teoría de la educación sino, también, práctica educativa, la que a su vez se irá enriqueciendo con las nuevas prácticas y procedimientos y se hará, gradualmente, de los medios educativos capaces de un trabajo educativo genuinamente humanístico.


En primera instancia los principios de la pedagogía concreta, en todos sus ámbitos, son tesis formuladas sobre la base de formas educativas reguladas objetiva y dialécticamente, existentes fuera e independientemente de los conocimientos, de las voluntades y capacidades de sus actores, que contienen en sí determinadas exigencias con respecto a las maneras, a las actuaciones y labores, de los miembros activos de esta educación humanística, a manera de orientadores de su actividad práctica y cognoscitiva.


Como principios, según el concepto de “principio”, están orgánicamente vinculados al concepto de “ley de la ciencia” y posee mucho en común con éste. En nuestro caso se basa a las leyes pedagógicas, didácticas y sus metodologías. Aquí, el concepto de principio y ley reflejan las regularidades esenciales y necesarias de las prácticas pedagógicas más elaboradas, pero los principios de la pedagogía concreta lo hace de un distinto modo al de ley pedagógica. Las leyes pedagógicas lo hace a manera de representaciones, explicaciones, aclaraciones, teorías de las formas pedagógicas superiores; los principios basados en ellas, y elaborados sobre ellas, lo hacen en forma de determinadas exigencias, de forma reguladora. Lo que distingue a estos principios de las leyes pedagógicas es que aquéllos son formulados sobre la base de una o de varias leyes, así como de unas u otras propiedades del quehacer pedagógico, educativo. El principio une una y varias leyes y propiedades educativas y las presenta como exigencias para los individuos (autoridades educativas, padres de familia, medios de comunicación, comunidades, estudiantes, profesores) en la práctica educativa concreta.


Los principios de la pedagogía concreta son guías generales, cercanas a su contenido filosófico, y por lo tanto, su adecuación, su concretización en cada terreno, en cada campo de la práctica pedagógica depende de su asimilación, elaboración y puesta en práctica concreta, según las propias exigencias. Además, los principios de la pedagogía concreta, como guías generales, como exigencias globales, no pueden resolver por sí mismos cada uno de los casos en que se les aplicará, sólo lo hará de modo general, pues sólo son exigencias reales del qué hacer, cómo hacerlo, por qué se hace así y no de otro modo arbitrario, y en todos los ámbitos de las instituciones educativas; y quedará al propio actor, la actividad de elaborar el principio de un modo concreto, nuevo, por eso cada actor debe contar con las condiciones y los conocimientos necesarios para realizar esta tarea; habrá en cada actor un pedagogo y a la vez que un trabajador educativo, un teórico y un práctico. Esa es la pedagogía concreta.


No hay nada escrito y todo está por hacerse, pero jamás se hará nada nuevo si no está sustentado en toda una historia, en toda una cosmovisión científica del mundo, comprobada una y otra vez como certera, como evidente y positiva. El nuevo trabajador educativo, dentro del aula y fuera de ella no será ya aquel trabajador que hace su labor únicamente por inercia, sino aquel comprometido con sus funciones sustentadas en todo un trabajo sistemático de todos.


Finalmente, es importante la toma de conciencia que los principios de la pedagogía concreta son herramientas, exigencias, las cuales nos servirán como métodos, como guías, como recetas generales en la solución de problemas concretos, y no sólo se tomarán en cuenta por separado sino que se intentará unirlos a modo de guía aún más completa en la solución de las diferentes situaciones, tomando en cuenta que estos principios, estas exigencias, no sólo abarcan el trabajo en el aula o en los cursos educativos propiamente dichos, que se sustentan en el proceso del conocimiento, en el proceso de enseñanza y aprendizaje, en la unión dialéctica de la educación y la instrucción, sino que también se aplican a toda esfera de la realidad educativa, en la unión de padres de familia y sus objetivos y conceptos, en la administración escolar, en las diversas esferas de la educación familiar, comunitaria, la que se produce a través de otras instituciones no escolares, etc.


A manera de propuesta primordial los principios de la pedagogía concreta son los siguientes, mismo que una vez sustentados y planteados se ha de enriquecer y elaborar dialécticamente y de modo científico por las generaciones venideras. Ellos son, a saber: 1) Principio del reflejo (exigencias de la objetividad del estudio, exigencia del partidismo, exigencia de la concreción), 2) principio de la actividad, 3) principio de la multilateralidad, 4) principio de ascensión de lo singular a lo general y viceversa, unidad de la inducción y la deducción, 5) principio de interconexión de las características cualitativas y cuantitativas, 6) principio del determinismo, 7) principio del historicismo, 8) principio de contradicción, 9) principio de la negación dialéctica, 10) principio de la ascensión de lo abstracto a lo concreto, 11) principio de la unidad de lo histórico y lo lógico, 12) principio de la unidad del análisis y la síntesis, 13) principio de la sistematización del conocimiento y la actividad, 14) principio de la unidad dialéctica de la educación y la instrucción, 15) principio de la asimilación consciente, y 16) principio del interés cognoscitivo como motivo y acción educativas.

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