¿Qué es la pedagogía concreta?

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¿Qué es la Pedagogía concreta?

Aspectos generales de la Pedagogía concreta
Por José C. Martínez Nava

La Pedagogía concreta es la teoría pedagógica materialista dialéctica cuyo objetivo primordial es la de proporcionar las bases teóricas, los principios científicos, de la pedagogía de las nuevas escuelas, de las instituciones sociales dedicadas directamente a la enseñanza y la educación del hombre transformador de la sociedad capitalista.

 

Intenta apoyarse en las pedagogía anteriores y en la práctica pedagógica anterior, los cuales contienen rasgos de vanguardia aún en las condiciones actuales de un capitalismo agonizante.

 

Desde luego que dicha pedagogía no se ha aplicado más que en un colegio, en el Centro Universitario de Atizapán, durante un año aproximadamente, ensayo trunco dadas las inercias de los profesores y el alumnado los cuales sintieron un rigor desconocido, lo que finalmente llevó a las autoridades a desechar dicho proyecto educativo en favor de la conservación de la tradición pedagógica mexicana.

 

Cuando planteamos -el Licenciado en Historia Juan Soria y el autor de estas líneas- los postulados principales de la Pedagogía concreta ante los profesores y autoridades, quedaron pasmados por lo abrumador de sus principios tan evidentes y tan naturales, dado que no intenta inventar nada, pero sí desarrollar lo mejor de la Pedagogía que ha aportado la humanidad en su historia. Y, es lógico, puesto que de pronto se le dice al profesor que lo único que tiene que realizar es concretizar sus ideas didácticas y pedagógicas, dado que él es el único pedagogo real y concreto, pero basado en ciertos principios y postulados emanados de la práctica pedagógica progresista a lo largo de la historia.

 

Por un lado el profesor tendría la tarea, no desconocida para él, de desarrollar su propia teoría pedagógica a la luz de su práctica docente concreta, pero apoyado por principios que le guíen en su trabajo didáctico y pedagógico. Estos postulados y principios no son el inicio de la Pedagogía sino el final de todo un proceso pedagógico ya demostrado en la historia de la Pedagogía. Además, el profesor tendría que encontrar los argumentos y crear las prácticas a la luz de esas experiencias pasadas y de su propia experiencia concreta. Ya no era como antes, que se daban medidas artificiales a los profesores para realizar su trabajo, medidas que ordenaban pedagogos que jamás habían estado frente a un grupo de trabajo.

 

Por supuesto que la Pedagogía concreta aplicada en un solo colegio resultaría parcial e insuficiente, puesto que la labor tendría que ser inmensa. Existían exigencias de la UNAM, exigencias burocráticas que jamás han servido en realidad como la realización de planes de desglose de los estudios de cada asignatura y cada uno de sus temas. Esta exigencia abruma y absorbe tiempo valioso del profesor que tiene que resolver al calor de la práctica diaria su labor. Esto daría al traste con la libertad y con la maestría de los profesores, a quienes se mira como entes a quien hay que enseñar a enseñar.

 

La Pedagogía concreta se adapta a las condiciones concretas de cada escuela. En el Centro Universitario de Atizapán las clases se daban dentro de aulas, igual que en todo el mundo; pero las condiciones de cómo los alumnos estén situados tiene mucha importancia y para ello se preparó nuevo material didáctico y nuevas formas de agrupación de los alumnos. La construcción de nuevas bancas, la preparación de salones acordes con cada materia, las facilidades y la confiabilidad en los alumnos y sus responsabilidades fueron elementos que se se dieron de modo novedoso. El alumno por vez primera fue actor de su propia enseñanza y educación e, insisto, la inercia en las nuevas formas de evaluación, en la puesta en práctica de elaluaciones más humanas que abstractas, dieron al traste con dicho proyecto, además de que los profesores, también, se dieron cuenta de que tenían que prepararse mucho más y su flojera los hizo desistir.

 

El alumno llegaba a una aula (ya sin números y sí con nombres de eminentes representantes de la ciencia o disciplina correspondiente) y se sentaba mirando a los demás miembros de la clase, incluyendo al profesor. A veces, algún alumno se levantaba de su asiento y con el mayor respeto se preparaba un té o un café. Había el material didáctico suficiente para ser admirado y asimilado. Y comenzaba la sesión, no una clase tradicional sino el planteamiento de alguna problemática correspondiente al programa de estudios de la disciplina correspondiente. Todos participaban y todos investigaban; había ímpetu por participar y por aprender más en base a sus investigaciones, sus preguntas y sus opiniones. El profesor moderaba y guiaba el aprendizaje de sus alumnos.

 

En la calificación exigida por las autoridades oficiales de la UNAM se tomaban en cuenta aspectos hasta entonces olvidados: autoevaluación, autoaprendizaje, cumplimiento de tareas e investigaciones, trabajos realizados sin copiar y sí a modo de reflexión o aporte, opiniones válidas o no, participación directa o indirecta, posición del estudiante en su vida diaria acorde con la escuela y muchos más factores que tenían que ver con el aprendizaje de conocimientos, de adquisición de habilidades, hábitos, así como evaluación de sus fuerzas de voluntad, sus posiciones ante la vida y sus conocimientos, carácter firme, asimilación consciente y otros aspectos de la personalidad. El examen escrito, obligado por las autoridades, tenía un valor mínimo pero importante. De pronto los buenos estudiantes bajo la educación tradicional fueron alcanzados por otros estudiantes aparentemente no brillantes, pero que requerían de estímulos para el desarrollo de su autoaprendizaje y autoeducación. Y eso, en lugar de favorecer a la aplicación práctica de la teoría de la Pedagogía concreta, hizo crisis en una escuela con estudiantes acostumbrados a las clases de modo auditorio.

 

No obstante, la Pedagogía concreta aplicada en esa escuela no fue un fracaso, lo que sí hizo evidente fue el deterioro de la educación y enseñanza tradicionales. En los próximos artículos daremos algunos postulados y principios y aspectos de la Pedagogía concreta para hacernos de una idea nueva acerca de lo que tendría que ser la nueva educación para la transformación social.

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