¡Qué manera de perder!

Publicado en por geografiadialecticaymas

Nosotros y las elecciones 8/

Nosotros los perdedores
Por el Licenciado en Geografía José C. Martínez Nava

 

 

“Esta vida estúpida se mantiene en un único plano, en el plano de la reflexión sobre lo efímero”. I. Kertész.

 

http://www.elpais.com/recorte/20050707elpepiint_7/XXLCO/Ies/Cuauhtemoc_Cardenas_fundador_PRD_Mexico.jpgNacimos para perder. Desde que tuve edad de votar, voté. Participé en todos los comicios electorales para votar por mi favorito, y siempre perdí. Fue uno de los miles de mexicanos que casi siempre han perdido. Claro, no votaba por los ganadores del PRI, mucho menos por los buenos opositores (y católicos) y pésimos gobernadores del PAN. La presumida y mal llamada izquierda no ganaba. No había para más. Hasta que en 1997, más o menos con un candidato famoso, serio y bienintencionado, Cuauthémoc Cárdenas, ¡por fin gané en mi vida algo político! Bueno, creo que no era convicción; simplemente era el gusto por tirar al PRI y no permitir que llegara el PAN. Tendría 40 años, así que habían quedado atrás mis 22 años de perdedor.

 

Mis padres católicos votaban por el PAN sistemáticamente. Uno de mis hermanos mayores nunca ha votado, ni votará, qué le importa el mundo si sigue respirando. Otro de mis hermanos mayores a veces creo que votaba por la tal izquierda, luego fue priísta, y luego panista, enamorado de las estrategias del PAN cuando se hizo cristiano. Mis hermanas mayores eran, igual, “panuchas”. Dos de mis hermanas menores ni votan, pero eso sí, se quejan de todos los gobiernos y odian al tal Chávez, presidente de Venezuela, y al socialismo en Cuba; su ropa la compran o en los grandes centros comerciales de México, son “chicas Palacio”, o en los Estados Unidos. Y mi otra hermana menor vota, como yo, por la oposición, que no sea ni panista ni reaccionaria. Mi esposa votaba siempre como yo (prometo que no hacía labor ideológica), y votaba así porque yo supongo que es lista. Mis hijos no votan, no les importa quien gobierna.http://redescolar.ilce.edu.mx/publicaciones/publi_quepaso/imagenes/salinas1.jpg

 

En aquella época de mis inicios como votante comprometido los adultos mayores votaban por el PAN muchos, pero otros tenían alguna cuota de poder en el PRI y votaban adecuadamente. Los jóvenes de mi generación eran, la mayoría “apolíticos”, así que votaban o no importaba; otros, los más politizados votaban por la izquierda, pero eran los menos. Pertenecí a una generación sándwich y mi generación era el jamón. Como pan inferior estaba la generación de los movimientos estudiantiles, mis maestros, el pan de arriba es la generación de nuestros hijos, casi todos echados a perder con lo light. Este rompimiento del tejido social, de la inteligencia política, de la lucha por nuestros derechos se rompió de un modo increíble. Más abajo veremos la causa de este rompimiento y el surgimiento de una futura sociedad enajenada.

 

http://elcuartopoder.com.mx/wp-content/uploads/2011/04/prd.jpgAún recuerdo cuando el tal Cuauthémoc fundó su movimiento con otros expriístas y fundió otros partidos más o menos de izquierda, hubo un entusiasmo enorme en mis primos campesinos, tanto que sentían cerca la victoria; pero, como a todos, se nos cayó el sistema. Fue la primera vez que fuimos a votar, los perdedores de siempre, con una perspectiva de ganadores nunca sentida ni vista. Todos a mi alrededor, menos los panistas, querían votar por el tal Cárdenas. Pero ya cuando casi hacíamos la fiesta, todo se derrumbó. Esa derrota sí que dolió, siempre sospechosa (escribe el autor prudente).

 

Tantos y tantos años viendo pasar presidentes priístas. Años y años mirando que las cosas no cambiaban: corrupción, violencia, delincuencia organizada, inseguridad, malas administraciones, mirando a los presidentes tomar medidas para los ricos y para los trabajadores bajos salarios. Pero el PAN siempre hizo una buena mancuerna, pues siempre fue una oposición aguzada, despierta, ingeniosa, combatiente, emprendedora, la verdad (lástima que tomaran el Poder político). ¿La izquierda? Poca. Realmente los verdaderos políticos que sabían de lo que es la izquierda, por lo menos, sí eran gente de respeto; pero, los demás populacheros, grilleros, intentando presumir lo que no habían aprendido bien. Además, puesto que la mayoría del pueblo es muy tradicional, muy conservador, era y siempre les fue difícil convencer de que lo que debería de cambiar era la estructura del poder político del Estado, y sobre todo la estructura económica, base de todo. Pero como no estudiaron bien sus lecciones de marxismo, o no eran buenos marxologistas (estudiosos del marxismo), y puesto que casi ninguno leyó atentamente sobre materialismo dialéctico (filosofía del marxismo, método de construcción y descubrimiento), fueron incapaces de hacer una tradición verdaderamente marxista en nuestro país. Por eso se llamaban de “izquierda” porque no eran marxistas. Bien lo decía Lenin: el izquierdismo es la enfermedad infantil del comunismo. Y sin partidos comunistas, como en Europa, la del eurocomunismo, una especie de disfraz de medio capitalista, medio clase media, medio proletario, en México dejó de existir la verdadera oposición de todos los demás partidos; es por eso que ahora, incluso, todos prometen lo mismo, pues en realidad, sí es lo mismo.http://2.bp.blogspot.com/_SXeUQsELDaI/TLgY9Bq3UCI/AAAAAAAAKDo/2ZbIap6Y_SQ/s1600/pri+diputados.jpg

 

El PRI era el partidote, cómo iba a perder siquiera. Presumía, y en efecto así era, contener a todos los sectores sociales (mismos que aburguesó echando a perder el proyecto social mexicano). Y claro, era el Estado, el gobierno; en realidad el PRI sólo ha sido una institución especie de bolsa de trabajo burocrático. Sus estatutos eran en realidad la constitución que el Estado supuestamente hacía respetar. Durante 71 años se mantuvo en el Poder, incluso unos años más que el partido dictatorial comunista de la URSS, muchos años más que la mayoría de los dictadores de muchos países. Y, ganaba, y ganaba, porque era el gobierno; la oposición sabía que perdería pues se enfrentaba a todo el aparato estatal, con todo el presupuesto para las elecciones. Y sólo se sostenía por ser una dictadura real cobijada por líderes supuestamente populares, que repartían poder poco a poco a muchos pobres o medio pobres. Pero sobre todo a los líderes trabajadores y de todos los ámbitos.

 

http://www.nndb.com/people/406/000024334/vicente-fox.jpgEn efecto, siendo el Estado, siendo el gobierno, a veces hasta hacía cosas buenas, porque el presidente en turno tenía poder ilimitado, pero también por lo mismo hacía cosas aberrantes, pero nunca publicadas, porque era el Poder, manipulando a la prensa, a los medios de comunicación, y más tarde desapareciendo a quienes se opusieran fervientemente a esas cosas. Había poder en el presidente: las cámaras no servían nada más que para llenarse de personas que levantaran el dedo por lo que ordenaba el presidente, y para que la oposición sintiera que lograba algo con ciertas iniciativas de ley. Ese poder en el presidente, pese a ser una dictadura, servía, por lo menos, para mantener cierto orden de cosas. Por eso, cuando llegó el cambio, cuando Vicente Fox “sacó de Los Pinos al PRI”, se pensaba en ese poder del presidente priísta y que los cambios vendrían en cadena, y resultó que fue el presidente con menos poder político, incluso impulsado por él y luego sufrido por él mismo, que no hubo ni cambio ni nada, y hasta la fecha, con cada vez menos poder del presidente, los cambios nunca llegaron; ni llegarán con este mismo orden de cosas, es lógico.

 

El pueblo parece no ha leído historia, pues resulta que le da el poder a un opositor por primera vez en la historia, pero tiene miedo y le da las cámaras al mismo poder de antes. Entonces surge el rollo de acuerdos a costo enorme, que no permiten ni cambios ni nada en un país que urgentemente los requiere. Cuando el pueblo se da cuenta de su error, por ejemplo, en 2009, y le da más poder al PRI en las cámaras, pues nada, ahora resulta que el presidente es panista. Y no le atina, no entiende que si le vas a dar el poder a alguien dáselo todo, y luego júzgalo o tíralo (aquí quedaría bien aquel canto de: el pueblo unido jamás será vencido). Pero, seguramente pase lo que pase, no habrá cambio real. Y, perdón al pueblo por juzgarlo, que me perdone. Recuerdo cuando en 1994 le dieron el triunfo a Ernesto Zedillo, recuerdo que le dije a mi sobrina: ¡fraude! No, tío -contesta compungida, porque el triunfo fue por un amplio margen de votos–; le respondo apesadumbrado: No. No hablo de ese fraude: ¡el pueblo es quien me defraudó!

 

http://www.larednoticias.com/fotos/pobreza3.jpgClaro no es todo el pueblo, porque la mayoría ni siquiera vota; sino parte de ese pueblo que sabiendo un poco del asunto sí vota porque de verdad quiere tener una mejor calidad de vida. Y, esto es lo que de pronto, en la vida política nacional, hace aparecer a la oposición en el poder de las gubernaturas de algunos estados. Primero fue el PAN, luego el PRD quienes fueron ganando gubernaturas al PRI gobierno; el pueblo ya se había cansado de imposiciones de más de 70 años. Y se presumió a un México democrático por primera vez; la alternancia había llegado. ¿Pero qué nos trajo la alternancia?

 

Imagine –lector– el siguiente cuadro. Todos los trabajadores estatales son miembros captados por el PRI gobierno, incluso todos pertenecen al partidote. De pronto, a parte del pueblo votante de un estado se le ocurre darle el triunfo a la oposición. ¿Quiénes ocuparán las plazas burocráticas más y  menos importantes si usted fuera el gobernador opositor electo? Pues lo de mi partido, claro está. Entonces, hay que despedir al otro equipo, y ocupar las plazas con gente adecuada a mis fes políticas. ¿Se imagina lo que es ese trauma, y cuánto tiempo y gastos administrativos conlleva? Muchos, además de que de pronto surgen irregularidades pasadas. Hay un arca vacía o endeudada. Muchos compromisos pactados de antemano y corrupción. Llega el nuevo equipo, e intenta hacer cambiar las cosas, y pongamos por caso, lo logra al cuarto año de gobierno, y hay dos años en que las cosas sí cambian un poquitito, pero eso la gente no lo alcanza a notar y decide, en la siguiente elección volver a dar el triunfo a los antiguos poseedores del gobierno. Otra vez el cambio burocrático narrado, otra vez las acusaciones de corrupción, el encarcelamiento de algunos miembros de unos y otros, corrupción en algunos sectores y buen trabajo en otros, y el costo administrativo muy, pero muy difícil y costoso, y otra vez, el gobierno que regresó siente que sólo al final de su tiempo se lograrán ciertas cosas comprometidas en campaña. Ese es el costo de la alternancia, malos gobiernos, improvisados, faltos de poder, sin compromisos reales. Pero, es la democracia; sí la democracia cuesta pero no sirve de nada por lo visto.

 

http://www.zacatecasonline.com.mx/images/universidad/2011/agosto/10boletines/uaz-congreso1.jpgEn el poder federal y en todos los poderes estatales han llegado gobernantes que encabezan equipos que en un tiempo se les llamaba –como en la época de De la Madrid–, tecnócratas, es decir, políticos técnicos que se emparentan con el neoliberalismo internacional y que lo adoptan para el país. De pronto el Estado mexicano ya no tendrá ni administrará empresas propias para supuestamente el bienestar de los mexicanos, sino que venderá sus empresas, y promulgará y defenderá la libre competencia entre los inversionistas: ahora viene la selva vil, la competencia desleal, económicamente es un caos, vence el más fuerte, el débil quiebra y se empobrece. Y siguen gobiernos en el mismo tenor cada vez más neoliberales, más capitalistas, más defensores de los derechos de los que más tienen, aunque pregonen que gobiernan por quienes menos tienen.

 

En estos años desde el señor De la Madrid de pronto el país conoce incluso a los más ricos, sus nombres, sus familias, y se hacen famosos porque se encuentran dentro de la lista de los más ricos del mundo. Como consecuencia crece la masa de pobreza. El país deja de producir lo que antes, se retiran algunos capitales extranjeros y vienen otros, se apuesta por la maquila, pero fracasa porque los trabajadores maquiladores de la frontera de pronto tenían que sindicalizarse y el sindicato exige al patrón y el patrón maquilador no quiere que le exijan nada. Y se van los capitales a países que se dejen explotar más: China, Taiwán, el sureste de Asia, y demás países. La economía, antes estable, ahora es una rueda de la fortuna, no obstante los nuevos presidentes, incluyendo a los panistas, siguen apostando por el mismo camino, además que se los impone el imperialismo internacional, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial. Pero ese es otro rollo, sólo sirve para mirar que no habrá cambio posible, por ahora. No hay un líder que realmente promueva ese cambio, y si existe –tal vez exista– no lo van a dejar y todo el aparato económico se utilizaría para tumbarlo del poder político, así que hasta peligroso para las personas del pueblo que no desean una guerra civil ni movilizaciones, luego de estar ya cansados y hartos de la violencia, de la pobreza, de la pérdida del salario real.

 

No hay por donde buscarle, crece la desconfianza en el gobierno, claro, porque no estamos mejor, estamos peor cada vez. Estas apreciaciones personales merecerían citas concretas de datos estadísticos, pero cualquiera podría encontrarlos en los datos del INEGI o en las dependencias gubernamentales. Finalmente, para lo único que sirven estas reflexiones, es para suscitar la duda, la investigación.

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