Esencia del desarrollo de la materia

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Dialéctica de la naturaleza y la sociedad

Ramas ascendente y descendente del desarrollo
Por José C. Martínez Nava

 

La unidad del mundo se expresa en su materialidad, todo es materia en movimiento. Los cuerpos, objetos y fenómenos materiales cambian, se transforman, se desarrollan. Significa que el mundo es material, en su infinidad de propiedades y relaciones materiales, pero además, es dialéctico, se encuentra en continuo movimiento universal, en desarrollo. Las leyes del desarrollo son las leyes de la dialéctica.

 

Gracias a los descubrimientos de las leyes del desarrollo de los diferentes sistemas materiales se ha logrado captar el desarrollo de otros procesos paralelos o relacionados, captar su esencia histórica y los caminos hacia los que se dirigen o dirigirán, se ha logrado, por tanto, captar el futuro de manera preventiva, por lo que el ser humano en su práctica socio-histórica ha logrado captar y controlar muchos fenómenos para satisfacer sus necesidades básicas y lograr una mayor comodidad y confort.

 

Logros de la ciencia acerca del comportamiento y dirección hacia la que avanzan muchos fenómenos y procesos materiales ya han sido aprovechados y otros están en proceso de su control y dominio. La dialéctica de funcionamiento de las estrellas, el descubrimiento de la aparición de los diversos elementos que son fundamentales en la Tierra han sido descubiertos porque nacen en las estrellas cercanas y lejanas, todo el material de nuestro planeta es consecuencia de la explosión de alguna supernova en el pasado o de varias. La misma energía terrestre proviene de la energía solar y la otra de los procesos químicos y físicos que se producen en las partículas y los elementos terrestres que un día fueron parte de aquella supernova, cuyos remanentes se transformaron en gas giratorio que poco a poco dio nacimiento al Sol y sus planetas y cuerpos celestes componentes de sus sistema planetario.

 

Si la ciencia no hubiera sido capaz de fijar los procesos en desarrollo de muchos materiales, de innumerables cuerpos y fenómenos, no serviría de mucho. Pero la ciencia es importante para la humanidad, porque sus conocimientos cada día penetran más y más en la esencia de los fenómenos, en sus relaciones y propiedades inherentes, en los procesos de su movimiento y desarrollo. Precisamente, son las leyes del desarrollo de los procesos materiales uno de los objetivos a descubrir porque ello significa que se descubre su funcionamiento y futuro comportamiento. Teniendo estos conocimientos es más factible que el hombre los pueda manipular y controlar, prevenir o tomar en cuenta. Sólo así se ha logrado también el desarrollo del hombre mismo y de su sociedad.

 

El proceso de desarrollo de las cosas tiene dos ramas, una ascendente que es la más estudiada, es decir, cómo crece, evoluciona y se desarrolla tal o cual objeto, tal o cual fenómeno, tanto de la naturaleza como de la sociedad. Pero el conocimiento de este desarrollo no termina ahí sino que tiene que contemplar y fijar la rama descendente del desarrollo, su  curso posterior a la rama ascendente, su maduración, su envejecimiento, y su muerte o desaparición o transformación en otro fenómeno u objeto, el que a su vez recorre las diversas etapas y ramas del desarrollo propio. Esta rama descendente se evidencia mucho más en los organismos vivos, en los seres humanos y la sociedad, pero existe en todo proceso material, incluyendo a la naturaleza inorgánica.

 

Se ha observado que, por ejemplo, en el mundo macrocósmico las estrellas y galaxias, siguen un curso de evolución, emitiendo materia y energía de manera continua hacia el espacio aparentemente vacío, pero acaban por extinguirse. Por lo tanto, todo tiene un principio y un fin. Significa que las formas menos organizadas de la materia, las más simples se organizan en formas más complejas y forman subconjuntos o fenómenos materiales completos y concretos; cuando mueren es porque las formas más complejas se reducen a las formas más simples, a sus elementos más básicos, luego, en otro tiempo y otro lugar, estos elementos básicos que algún día conformaron objetos más complejos, se vuelven a integrar con otros elementos simples comenzando un nuevo ciclo de desarrollo de otro objeto o fenómeno. En general, más  o menos así es la esencia del desarrollo de la materia: la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma.

 

No obstante este proceso material del desarrollo, no todos los fenómenos materiales, como por ejemplo, la sociedad puede reducirse a algo tan sencillo, ya que la sociedad posee cualidades y particularidades mucho más compleja que los simples procesos inorgánicos. Por ejemplo, si hablamos del ser humano y de la sociedad no lo hacemos en términos de átomos, ni células, ni tejidos, no órganos, sino de procesos como la producción material económica, las relaciones humanas, los procesos que suceden a la población, la existencia de sociedades diversas y países dispares, etc. Por lo tanto, es mucho más difícil evaluar el proceso de desarrollo social comparado con los procesos más simples como los físicos o interatómicos (aunque la dificultad de estos últimos sea relativa a su observación y medición).

 

La desaparición de la humanidad está condicionada a final de cuentas por los procesos materiales inorgánicos, como por ejemplo, por la actividad solar o el curso o desviación de algún planetoide o asteroide o cometa que choque contra nuestro planeta. Pero el desarrollo propio de la sociedad, sí condicionado por estas premisas, no se debe en lo fundamental a tales hechos, sino a su propia dinámica mucho más compleja. El envejecimiento del Sol se producirá a lo largo de miles de millones de años, por lo que sobrepasa cualquier intento de imaginación para el suceso. El choque de algún meteorito enorme con la Tierra responde a la preparación de los humanos para tal hecho. Pero los cambios sociales obedecen a otros procesos materiales.

 

Los “objetos materiales físicos de cada sociedad son los propios hombres, los edificios en que viven, así como sus herramientas y los medios de producción de que se valen para producir los bienes materiales. Todos estos elementos materiales de la sociedad poseen una existencia limitada. Una generación de hombres se extingue casi por completo al cabo de ochenta o noventa años, más o menos, siendo sustituida por otra generación nueva. Los medios de producción son sustituidos en lapsos de tiempo todavía menores. Más duradera es la existencia de los edificios, pero también ellos, al fin y al cabo, se renuevan totalmente”[1].

 

Lo progresivo e ininterrumpido en la sociedad humana son los conocimientos humanos en desarrollo, sus experiencias técnicas y productivas, pero también sus propiedades biológicas y fisiológicas, siendo especiales las del cerebro y las partes motoras del cuerpo como las manos, los pies. Todo esto significa que el desarrollo ininterrumpido  y progresivo sólo se lleva en algunos aspectos de la sociedad, lo que indica que existen vínculos de continuidad entre el estado anterior y el posterior.

 

La esencia del desarrollo de la materia es desigual y no responde a las mismas leyes. El desarrollo en los sistemas físicos de la naturaleza existe en tanto existe el propio sistema en su conjunto. En cambio el desarrollo social se produce en aquellos elementos componentes que cambian más rápidamente que el conjunto, que la sociedad misma, cuyo proceso de desarrollo es más prolongado que el de sus elementos.

 

A la “naturaleza viva no se le pueden aplicar automáticamente todas las reglas y leyes que caracterizan el desarrollo en la naturaleza inorgánica, y aún menos a los fenómenos sociales. La esencia y las leyes del desarrollo se complican a la par que el propio desarrollo… Al hablar de las peculiaridades más importantes del proceso de desarrollo hemos de subrayar forzosamente el hecho –importante por principio- de que el desarrollo jamás se manifiesta en forma de un ascenso continuo de lo inferior a lo superior, sino que representa un movimiento sumamente complejo que comprende numerosos retrocesos hacia los puntos de partida. En ese proceso no existe el paso ininterrumpido de lo simple a lo complejo, ya que si existiese habrían desaparecido todas las formas sencillas, quedando tan sólo las complejas. Al mismo tiempo surgen formas altamente organizadas, las simples continúan existiendo y desarrollándose de modo autónomo. Por ejemplo, juntamente con los mamíferos superiores existen y se desarrollan organismos simplísimos, plantas, anfibios, reptiles, peces, etc. El desarrollo de la materia constituye un proceso que se efectúan en múltiples planos y en diversos niveles de complejidad organizativa. En cada uno de ellos hay sus leyes específicas de desarrollo, distintas a las leyes de otros fenómenos. Las formas inferiores, en el curso de su desarrollo, interactúan se perfeccionan constantemente, tanto las unas como las otras, pero en distintas direcciones”[2].



[1] Meliujin, S. Dialéctica del desarrollo en la naturaleza inorgánica. Editorial Grijalbo, México, 1967. Págs. 25-26.

[2] Ibídem. Pág. 27.

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